La Videncia

Cómo hacer que tu meditación rinda al máximo

Los beneficios de la meditación constante

Saber meditar puede llevarnos a lugares inimaginables de nuestro yo interior. Gracias a esta práctica conseguiremos relajarnos, sacarnos el estrés de encima, tener una mente más clara para tomar mejores decisiones, darnos cuenta de qué es lo que tenemos que sacar de nuestra vida, acercarnos a las personas que nos hacen bien y mejorar nuestra salud. Y esto es solo para mencionar algunos de los tantos beneficios que podemos obtener a partir de la meditación.

Sin embargo, no podemos confundir dejar nuestra mente en blanco por dos minutos mientras escuchamos una canción tranquila, con meditar.

La práctica de la meditación requiere de ciertos pasos previos y posteriores que no podemos dejar pasar por alto. Por ello es que en este artículo te contamos todo lo que tienes que hacer para que tu meditación llegue a cambiar tu vida.

Consejos prácticos para meditar correctamente

  • Baño: antes de comenzar a meditar, es preciso darse un baño. En lo posible, es mejor si este es con productos que suavicen la piel y que tengan un perfume que nos agrade. La temperatura del agua tiene que ser acorde a la sensación térmica del ambiente y del cuerpo. No hay que forzarse a que sea poco fresca o poco caliente, sino que la adecuaremos a nuestras necesidades.

 

  • Vestimenta: las ropas que usemos tienen que ser sueltas y cómodas. No conviene que sean las mismas que hemos vestido ese día más temprano. En la medida de lo posible, conviene que sean blancas o violetas, o la combinación de ambas. Si las usamos solo para meditar, será mucho mejor.

 

  • Lugar: el sitio elegido debe contar con algo de luz natural, incluso aunque ahora sea de noche, es importante que durante el día haya recibido la luz. Lo ideal es que se trate de un lugar que solo tú lo uses, pero si eso no es posible, puedes apartarlo haciendo una división con un biombo, con un mueble o también con almohadones. Enciende un incienso un rato antes de comenzar.

 

  • Música: selecciona una música tranquila. Hay música especial para meditar, pero si te gusta otro estilo, puede usarlo, siempre y cuando sea una melodía tranquila y que lleve a la introspección.

 

  • Postura: si bien la postura clásica de meditación es la que nos muestran las imágenes al respecto y que se trata de cruzar las piernas de forma tal que un pie quede tocando la rodilla de la otra pierna y el torso bien erguido, sabemos que no todos tienen tal elasticidad. La postura debe ser cómoda y permitir el fluir de energía, por lo que puedes estar sentado de manera normal o incluso acostado.

 

  • Concentración: una vez que la meditación comience, debes visualizar una esfera de luz blanca en la cual habitan todas aquellas cosas que quieres lograr. Estas pueden ser tanto materiales o espirituales. Permanece un rato visualizando todo aquello que deseas. Una vez lo consideres suficiente, visualiza una llama violeta y tira a ella todo lo negativo de tu vida: personas tóxicas, actitudes que no te llevan a ninguna parte, sentimientos negativos… todo lo que no quieras.

 

  • Vuelta a la realidad: cuando hayas finalizado, vuelve de forma consciente y voluntaria a la realidad. Hazlo de a poco y procura que la sensación de la música, del perfume y de tus visualizaciones se quede contigo. No hagas un cambio demasiado abrupto entre lo que estabas haciendo y lo que empiezas a hacer ahora.

 

  • Trasladar a la vida cotidiana: ahora debes aplicar lo que has visualizado. Por ejemplo, si te has decidido a no discutir con tus hijos, la próxima vez que sientas el deseo de hacerlo, recuerda tu meditación y busca otro camino para comunicarte con ellos. Otro factor muy importante es la continuidad; medita lo más seguido que puedas.